|
Alice llegó a su vida por casualidad. Entre mucha gente, se fijó en ella; quizá por sus ojos azules, quizá por su sonrisa de ángel malvado, pero seguramente, por ser una más que le siguió el juego... Desplegó sus alas invisibles y la sedujo sin esfuerzo.
Fue un único encuentro y ya está... eso pensó él; pero Alice tenía un plan para Bruno...
En realidad, fue ella quien lo escogió a él, y el cazador fue cazado.
Ella le habló de Peter Pan, de Leonard Cohen, de Albanta, de las cosas que le hacían feliz... y le robó a Bruno cien risas y veinte lágrimas. A cambio, le regaló el baile más sexy del mundo, una danza entre sábanas húmedas y con olor a sexo.
A la mañana siguiente, Alice se despertó sin hacer ruido y se marchó en silencio, con sus zapatos de tacón en la mano.
Cuando Bruno abrió los ojos, ella ya no estaba allí y eso le produjo una enorme tranquilidad, pero sólo al principio...
Conforme pasaban las horas iba sintiendo una sensación extraña, un sentimiento de pérdida y tristeza, tan nuevo para él, que ni siquiera pudo reconocer...
Y los días pasaron y el recuerdo de esa noche fue desvaneciendose en Bruno. Aún así, siguió buscando a Alice, la dulce Alice.
Nada supo de ella, pero después de algunos años, el destino les ha brindado una nueva oportunidad. Esta noche vuelven a encontrarse...

Bruno cena en un restaurante con unos amigos. La velada promete, parece que la fiesta durará hasta el amanecer. Entonces, aparece Alice... Bruno la ha reconocido enseguida... su melena, su tez pálida... tan sofisticada y sexy como la recordaba.
Ella pasa por su lado y algo se le cae al suelo, al agacharse a recogerlo, apoya su mano en la mesa de Bruno, entorna un segundo los ojos y jadea... al menos, así es como Bruno lo ve o lo quiere ver.
Alice, inalterable, continúa andando hasta el guardarropas... él la mira y la remira, su pulso se ha acelerado y un impuslo lo levanta, ahora todo le conduce a ella.
Y Bruno dice... Cuánto tiempo Alice contesta: No te conozco Él: Hace unos años... Leonard, Peter, nosotros... Ella: No sé quien eres... (cierra los ojos por un instante, como buscando una imagen) Continúa... Recuerdo que había alguien... creo que lo amaba y pedí un deseo... tenerlo, al menos, por una noche... a cambio, juré olvidarme para siempre de él... y ahora, no puedo olvidar... no puedo olvidar... pero no recuerdo a quién.
Y lo dirá con la mirada más triste que se pueda imaginar...
|
|