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Casualidad o cosa del destino, a la misma hora, EaD tiene una cita con alguien que sabe mucho de novias y de sus vestidos.

Es Lorenzo Caprile, más modista que diseñador, más escultor que pintor. Y es que, lo que a él le gusta es confeccionar, crear sobre la piel de un maniquí, moldear las telas, haciendo vudú con miles de alfileres.
Caprile, que ha vestido a cientos y cientos de novias, nos da las claves, o mejor dicho las agujas, para coser el traje nupcial perfecto. Déjate llevar al altar por él y verás como te irá como "anillo al dedo".
 
Porque es tan tradicional que llega a pecar de trasnochado y porque es el color más díficil, el modista madrileño invita a las futuras esposas del siglo XXI a darle la espalda al blanco.
Caprile es un detractor de las blancas y radiantes novias, razón de peso no le falta porqué ¿cómo te vas a vestir con el tono que menos favorece el día de tu boda?
Caprile fue pionero en introducir las notas de color en los vestidos nupciales. Y es que exite toda una gama cromática que puede dar ese toque personal que andas buscando.
Su apuesta es clara, aunque no tanto para llegar al blanco… Si quieres dar un paso más de camino al altar, salta de la pureza a los rotos, los tostados, los marfiles y añade alguna nota subida de tono en los complementos.

Con 18 años de experiencia, si de algo entiende Caprile es de cómo se puede deslumbrar el día de tu boda. Lo dice él mismo “la elegancia es sobre todo inteligencia y sentido común”, así que no pierdas la cabeza y conviertas tu vestido en un disfraz. Ante la duda, casi siempre en estos casos, menos es más. Huye de lo artificial y apuesta por la naturalidad y la sencillez. No consientas ser un complemento más del traje. No lo olvides, tú eres la protagonista.


La novia fue, ha sido, es y será… las modas cambian pero ellas permanecen y Lorenzo Caprile aconseja olvidarse de las tendencias a la hora de confeccionar el vestido.
Las formas imposibles de las pasarelas no están al alcance de todas y lo que está de moda no tiene por qué ser lo que más te favorece.
Es el estilo el que debe prevalecer y será, a través de tu propio estilo, como llegarás a ese traje hecho a tu medida y de nadie más. Y ese es el que más partido saque a tu cuerpo.
Debes tener en cuenta la hora, la fecha y el lugar de la ceremonia. Son datos que te ayudarán a hilvanar tu vestido perfecto. Analiza los complementos que quieres llevar... una mantilla, una tiara... ellos pueden traer la inspiración.

El día de tu boda tu atuendo será el más comentado de la fiesta. Una sóla oportunidad para tu vestido; ese que ha estado meses gestándose tras las cortinas de un probador, ese que se ha ido acoplando a tu cuerpo, poco a poco, hasta decidir que sois tal para cual. Un proceso único que debe ser especial. No seas impaciente y no empieces demasiado pronto la busqueda. El proceso debe ser el que tiene que ser, pero que no se convierta en algo mónotono, largo y cansino.
Maquillaje, tocado, zapatos... todo debe ser parte de un conjunto; no lo dejes para el final y recuerda probarte el traje con la ropa interior que usarás el día de tu boda. Disfruta del momento intensamente y convierte la experiencia de tu boda y los preparativos en un bonito y único recuerdo.
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