Corría el año 1980, el mundo decía adiós a John Lennon, acudía al cine en masa a ver el Imperio Contraataca y David Bowie sacaba su disco Scary Monsters. Mientras tanto, en España, se vivían los primeros años de la transición. Los jóvenes eran libres para decir, hacer y sentir… tanto que menuda “movida” se armó.
Era el momento del cambio, con nuevos estilos y vertientes de expresión, y en mitad de ese meollo, un casi desconocido Antonio Vega ya había compuesto una de las mejores y más recordadas canciones del pop español, La chica de Ayer.
Nacha Pop hacía sus primeros pinitos con la voces y guitarras de Antonio Vega y su primo Nacho Garcia Vega. Carlos Brooking al bajo y Ñete a la batería. Metidos, de lleno, esa “movida”, con ese primerísimo primer plano, que a uno no le deja ver bien la perspectiva, iban creándose un hueco respetado de ser uno de los conjuntos estrellas del momento.
Volviendo la vista atrás desde el siglo XXI, todos saben que Nacha Pop es un grupo de culto, con ese sabor nostálgico y ochentero, y que Antonio Vega es y será, por siempre jamás, uno de los compositores clave de toda una época.
Antonio Vega Talles nació un 16 de diciembre de 1957. Chico de capital y de familia acomodada, eligió el mundo de la música como forma de vida. Nacha Pop lo convirtió en un artista consolidado, para iniciar su carrera en solitario en 1988. Una faceta más intimista, o mejor dicho, el único camino para conocer al verdadero Antonio.
Su imagen hablaba de viajes al infierno, de cruzar límites, de lugares donde se entra y ya nunca se sale. Su mirada era la puerta a su verdadera naturaleza. A ese ser especial, que nació para expresar sentimientos, con las formas de un poeta melancólico. Un espíritu puro encarnado en un cuerpo corrompido por debilidades terrenales. El 12 de mayo de 2009, volviste a ese lugar donde naciste, porque, quiero creer y creo, que ahora vives allí, en el sitio de "tu" recreo.