"Eppur si muove"
Galileo Galilei


Simboliza la rebeldía del científico ante las convenciones por autoridad. La Inquisición lo condenaba a muerte si no se retractaba de que la Tierra no giraba alrededor del Sol sino del revés. Algún escriba presente apuntó que después de aquel juicio, Galileo siguió pensando: ergo se mueve.







Antonio Meucci
Inventor del teléfono


Durante más de un siglo se mantuvo el error de atribuir a Graham Bell la paternidad del teléfono. El 11 de junio de 2002, el Congreso de los Estados Unidos reconoció oficialmente a Meucci como su verdadero inventor.

Meucci construyó un primer modelo en 1855 y en 1871 presentó un artilugio perfeccionado. Ese mismo año, solicitó en Nueva York la demanda de patente del aparato y lo bautizó con el nombre de "teletrófono".

La falta de dinero hizo que el científico italiano perdiera sus derechos legales sobre el invento.
En 1876 y para sorpresa y desgracia de Meucci, el físico de origen escocés Graham Bell patentó un aparato de transmisión de voz al que llamó teléfono. Meucci murió antes de poder conseguir el reconocimiento como verdadero autor del invento.

Julio 2010 - EaD

 

La historia es de quien la escribe y la escribe quien la cuenta. Lo que hoy nos han enseñado en clases, libros o enciclopedias mañana puede cambiar y si no que se lo digan a Galileo Galilei (1564-1642)

 

Durante siglos considerado el inventor del telescopio, y eso que él nunca se vanaglorió de haberlo conseguido, pero su figura y atractivo carácter pesaba demasiado para historiadores que le otorgaron tan tamaño honor.

 


Bien es cierto que Galileo cogió un pequeño “catalejo para mirar de lejos” y lo convirtió en un telescopio capaz de mostrar con detalle los cráteres de la luna. Miles de años la humanidad mirando al firmamento y el gran Galileo fué el primero en verlo de cerca.

 

 

¿Quién inventó ese pequeño instrumento de latón para ver de lejos? Posiblemente importe bien poco porque el gran Galileo revolucionó el mundo con sus descubrimientos y lo demás suele quedar en los cajones de la historia. Sin embargo tras buscar en libros y navegar por la red EaD se ha encontrado con algunas curiosidades.

Hemos encontrado la clásica respuesta de que fué Galileo quien inventó este artilugio hasta un tal Juan Roget, un óptico catalán, pasando por unos “avispados” holandeses.

Nos quedamos con la trama que plantea Nick Pelling, un informático hastiado de la informática, que lleva a autoría de este invento hasta los tierras de la España de Felipe II.

Desde el 2 al 17 de octubre de 1608, tres holandeses registran por separado en la Haya la patente del telescopio. Unos meses antes en una subasta en Barcelona, un desconocido adquiere un pequeño “catalejo de latón para mirar de lejos” con la intención de revenderlo. Su destino: Francfurt, donde se celebraba anualmente la feria en la que se presentaban los libros y las novedades científicas de la época. Los planes de este desconocido comienzan a enredarse al no tener contactos para la venta de su bien preciado objeto. Conoce, sin embargo, a un empresario holandés que, lejos de propiciar la venta y el negocio, se lo guarda esperando poder fabricar un objeto similar y vuelve a Holanda.

Este empresario, no es óptico y necesita lentes para poder fabricar “su instrumento”, con lo que contacta con dos ópticos que se muestran igual o más avispados que él mismo. Casualmente o causalmente registran el “invento” unos días antes de que lo haga el propio empresario.


Una historia rocambolesca cargada de intriga y engaños que bien podría ser objeto de una suculenta novela y su consiguiente película.

La historia del telescopio continúa...

En 1609, Galileo Galiei recibe una carta de un antiguo alumno suyo, residente en Parí,s que le habla de este catalejo fabricado en Holanda. Con las pocas notas que le adjunta sobre este invento, Galileo se pone manos a la obra y consigue fabricar su propio telescopio. A diferencia del holandes no deforma los objetos y los “amplía” seis veces más.

Meses después llegaría el aumento de 9 lentes y para el otoño de ese mismo año, el telescopio de Galileo ya aumentaba 20 veces. Y la luna, mientras tanto, ajena a estos inventos que revolucionaron el mundo...

 


La historia es caprichosa y nadie recuerda nombres y patentes, quizá lo hagan los bolsillos de algunos. Cierto es que fué el gran Galileo Galilei quien acercó la luna y las estrellas al ojo humano. Llegó a observar las montañas de luna y así lo recogió en su Sidereus Nuncius.

Puestos a pensar, solo cabe imaginar el impacto, la sensación y la adrenalina que debió recorrer el cuerpo del genio Galileo cuando contempló “de cerca” la luna pudiendo descubrir sus grateres y montañas. Nació así la ciencia de la astronomía al combinar la inquietud humana y la tecnología inventada por el hombre.

 


 
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